sábado, 17 de marzo de 2012

7. Racionalización social y credencialismo duro y débil


Hablar de educación en el siglo XXI, resulta  difícil pues las demandas de la sociedad han aumentado, aunado a que está responde directamente a una política y proyecto de Estado, al cual  se  insertan de forma inconsciente las  generaciones,   por lo tanto las características de unas a otras cambian.
Es muy común la creencia de que estudiando y obteniendo un título de licenciatura se va a tener un buen empleo y por tanto mejor calidad de vida,  lo anterior tiene sustento en el enfoque credencialista débil de Thurow,  en el que se hace énfasis en el número de títulos que pueda obtener el sujeto para colocarse en un mejor puesto laboral, pues se da por hecho que éste avala todas las habilidades que necesita el individuo para cubrir un puesto laboral; ¿qué tan cierto resulta esto?,  en la realidad actual un título puede posibilitarnos cubrir de primera instancia un determinado perfil,  para competir por una vacante  con muchos otros candidatos,  para que finalmente se enfrente   a un  proceso de reclutamiento en el que serán evaluadas todas sus habilidades   incluso aquellas que no aprendió en la Universidad.   Para el individuo es difícil de comprender que un  documento no le va a posibilitar la entrada al mercado de trabajo y mucho menos un mejor nivel económico, y que lo único que ha ganado es un “reconocimiento” social y si quiere mejorar sus ingresos tendrá que desarrollar mas habilidades,  lo cual no siempre ocurre pues su medio no se lo permite,  así esta idea de acumulación de documentos ,  resulta una utopía porque los sujetos pueden tener un documento que los acredite con el grado de doctores y encontrarse desempeñando puestos que incluso no requieren ni la licenciatura o en el mejor de los casos, quienes tienen las posibilidades  económicas,  se insertan en el ámbito microempresarial.
En nuestro país  existe un fenómeno que en términos coloquiales conocemos como “compadrazgo”,  el cual se da principalmente en las instituciones gubernamentales y gracias a él encontramos que existen personas ocupando empleos para los cuales no están capacitados, éste es un ejemplo de la crítica que realiza el credencialismo duro de Collins, que a diferencia del débil, sustenta la acumulación de documentos como algo no válido para mejorar la posición económica del sujeto  y que sin embargo, fomenta el crecimiento de lo  que ellos nombran como institucionalismo;  el cual hace referencia  a cubrir una vacante con personas que en teoría tienen el conocimiento para hacerlo,  pero que en la práctica les falta capacitación;  sin ir más lejos en México en general la mayoría de los estudiantes egresan sin tener una especialidad pues también es característica de nuestro país el poder desempeñarse en el puesto de trabajo y además realizar tareas de otras áreas,  esto en definitiva se adquiere con la experiencia y no con los títulos,  pues las especializaciones, capacitaciones en la gran mayoría se realizan una vez que el sujeto se ha colocado en una empresa, siendo ésta la que le paga o le demanda cierta especialización, haciéndole creer que un título le va asegurar  mejores ingresos y por tanto posición social.
En lo anterior,  existe de fondo otra problemática, que tiene que ver con la acumulación de documentos y el estatus que estos le dan al sujeto:  la insistencia por prolongar la vida  estudiantil después de la licenciatura, buscando  la oportunidad de  realizar estudios de posgrado, los cuales tampoco le aseguran una mejor posición en el campo laboral. El sistema educativo brinda solo un reconocimiento pero por sí solo no da la posibilidad de insertar al sujeto en otra posición social,  esto va a depender sí de lo que aprende en la escuela,  pero también de las habilidades que desarrolla; así como de un estatus generacional que le dará cierta probabilidad de poder mejorarlo.
Bajo el enfoque credencialista, tanto  duro como débil,  se soslaya  la función de la educación, limitándola a la obtención del documento lo cual de manera análoga, se asemeja al hecho de que un alumno cubra los requisitos  para obtener un título con tan solo  asistir a la escuela;  lo cual de manera somera pareciera que es así pues con la comercialización de la educación y el surgimiento de instituciones educativas privadas,  se están  produciendo en masa  individuos con documentos, cabría  cuestionar la cantidad de alumnos  egresados a nivel licenciatura y su inserción en el campo laboral, ¿de verdad ejercen su profesión?,  tomando como base la propuesta del credencialismo, todos aquellos individuos que cuentan con un título de licenciatura o posgrado deberían tener un buen empleo, aunque el documento fuera expedido en dudosas circunstancias,  pues las empresas lo solicitan para poder colocarse, sin embargo,  sabemos que no es así,  que quien logra colocarse es gracias a  dos posibilidades,  una que durante su vida estudiantil desarrollo diversas habilidades y la otra que conoce o es hijo de alguna persona que puede colocarlo dentro de una empresa privada  o institución gubernamental .
Esta aspiración del sujeto es una racionalización individual,  que en momento determinado se convierte en social, pues tiene sus cimientos en las  disposiciones impuestas por el Estado, por  ello socialmente es muy bien visto que una persona cuente con titulo (obtiene cierto reconocimiento social) y se justifica el hecho de pedirlo para competir como aspirante para ocupar una vacante.
Esta misma racionalización,  le permite a la empresa  desarrollarse, siendo el sujeto su motor e impulso.

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