Hablar de
educación en el siglo XXI, resulta
difícil pues las demandas de la sociedad han aumentado, aunado a que
está responde directamente a una política y proyecto de Estado, al cual se
insertan de forma inconsciente las
generaciones, por lo tanto las
características de unas a otras cambian.
Es muy común la
creencia de que estudiando y obteniendo un título de licenciatura se va a tener
un buen empleo y por tanto mejor calidad de vida, lo anterior tiene sustento en el enfoque
credencialista débil de Thurow, en el
que se hace énfasis en el número de títulos que pueda obtener el sujeto para
colocarse en un mejor puesto laboral, pues se da por hecho que éste avala todas
las habilidades que necesita el individuo para cubrir un puesto laboral; ¿qué
tan cierto resulta esto?, en la realidad
actual un título puede posibilitarnos cubrir de primera instancia un
determinado perfil, para competir por
una vacante con muchos otros candidatos, para que finalmente se enfrente a un
proceso de reclutamiento en el que serán evaluadas todas sus habilidades
incluso aquellas que no aprendió en la
Universidad. Para el individuo es
difícil de comprender que un documento
no le va a posibilitar la entrada al mercado de trabajo y mucho menos un mejor
nivel económico, y que lo único que ha ganado es un “reconocimiento” social y
si quiere mejorar sus ingresos tendrá que desarrollar mas habilidades, lo cual no siempre ocurre pues su medio no se
lo permite, así esta idea de acumulación
de documentos , resulta una utopía
porque los sujetos pueden tener un documento que los acredite con el grado de
doctores y encontrarse desempeñando puestos que incluso no requieren ni la
licenciatura o en el mejor de los casos, quienes tienen las posibilidades económicas,
se insertan en el ámbito microempresarial.
En nuestro
país existe un fenómeno que en términos
coloquiales conocemos como “compadrazgo”,
el cual se da principalmente en las instituciones gubernamentales y
gracias a él encontramos que existen personas ocupando empleos para los cuales
no están capacitados, éste es un ejemplo de la crítica que realiza el
credencialismo duro de Collins, que a diferencia del débil, sustenta la
acumulación de documentos como algo no válido para mejorar la posición
económica del sujeto y que sin embargo,
fomenta el crecimiento de lo que ellos
nombran como institucionalismo; el cual
hace referencia a cubrir una vacante con
personas que en teoría tienen el conocimiento para hacerlo, pero que en la práctica les falta capacitación; sin ir más lejos en México en general la
mayoría de los estudiantes egresan sin tener una especialidad pues también es
característica de nuestro país el poder desempeñarse en el puesto de trabajo y
además realizar tareas de otras áreas,
esto en definitiva se adquiere con la experiencia y no con los
títulos, pues las especializaciones,
capacitaciones en la gran mayoría se realizan una vez que el sujeto se ha
colocado en una empresa, siendo ésta la que le paga o le demanda cierta
especialización, haciéndole creer que un título le va asegurar mejores ingresos y por tanto posición social.
En lo anterior, existe de fondo otra problemática, que tiene
que ver con la acumulación de documentos y el estatus que estos le dan al
sujeto: la insistencia por prolongar la
vida estudiantil después de la
licenciatura, buscando la oportunidad
de realizar estudios de posgrado, los
cuales tampoco le aseguran una mejor posición en el campo laboral. El sistema
educativo brinda solo un reconocimiento pero por sí solo no da la posibilidad
de insertar al sujeto en otra posición social,
esto va a depender sí de lo que aprende en la escuela, pero también de las habilidades que
desarrolla; así como de un estatus generacional que le dará cierta probabilidad
de poder mejorarlo.
Bajo el enfoque
credencialista, tanto duro como
débil, se soslaya la función de la educación, limitándola a la
obtención del documento lo cual de manera análoga, se asemeja al hecho de que
un alumno cubra los requisitos para
obtener un título con tan solo asistir a
la escuela; lo cual de manera somera
pareciera que es así pues con la comercialización de la educación y el
surgimiento de instituciones educativas privadas, se están
produciendo en masa individuos
con documentos, cabría cuestionar la
cantidad de alumnos egresados a nivel
licenciatura y su inserción en el campo laboral, ¿de verdad ejercen su
profesión?, tomando como base la
propuesta del credencialismo, todos aquellos individuos que cuentan con un
título de licenciatura o posgrado deberían tener un buen empleo, aunque el
documento fuera expedido en dudosas circunstancias, pues las empresas lo solicitan para poder
colocarse, sin embargo, sabemos que no es
así, que quien logra colocarse es
gracias a dos posibilidades, una que durante su vida estudiantil
desarrollo diversas habilidades y la otra que conoce o es hijo de alguna
persona que puede colocarlo dentro de una empresa privada o institución gubernamental .
Esta aspiración
del sujeto es una racionalización individual,
que en momento determinado se convierte en social, pues tiene sus
cimientos en las disposiciones impuestas
por el Estado, por ello socialmente es
muy bien visto que una persona cuente con titulo (obtiene cierto reconocimiento
social) y se justifica el hecho de pedirlo para competir como aspirante para
ocupar una vacante.
Esta misma
racionalización, le permite a la empresa
desarrollarse, siendo el sujeto su motor
e impulso.
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